La atención es inmediatamente atraída hacia la conmoción en un área que generalmente está tranquila. De igual manera, la atención es atraída hacia un momento de repentina tranquilidad en un área generalmente llena de actividad. Tan pronto como adquirimos consciencia del factor inusual que fué introducido, nuestra atención regresa a su condición normal. Ocurre lo mismo cuando la atención se fija en un lugar, una persona, un evento o un acontecimiento en nuestro ambiente.
Para liberar la atención que se encuentra atorada, uno debe mirar atentamente al área de fijación y descubrir lo que ha sido añadido que no debería estar ahí.
Algunas veces, un área se ve extraña. La atención se dispersa y es difícil enfocarla hasta que te das cuenta de que algo falta. Es lo que ocurre hasta cierto grado cuando un amigo se ha rasurado la barba o el bigote. Es difícil notar cuando algo falta a menos que uno tenga una idea de lo que debería estar ahí por principio de cuentas. Ocurre lo mismo cuando uno no puede ponerse en posición para llevar a cabo un proyecto o para estudiar un tema.
Para liberar la atención que se ha dispersado y está siendo difícil de enfocar, uno debe mirar atentamente hacia el área de la dispersión con la meta de descubrir qué está faltando y debería ser parte de la escena.
En cada uno de los ejercicios siguientes, mira atentamente hacia las áreas de atención no óptima y experimenta cualquier cosa que se presente. Hazlo hasta que tu atención ya no esté atorada o dispersa al mirar hacia esa área.
Si entran pensamientos a tu mente, simplemente reconócelos como lo que son, no los rechaces ni los suprimas, no añadas ninguna expectativa, inferencia ni justificación. Trata a esos pensamientos como parte del medio ambiente.
Si te sientes pensativo, ansioso o cansado, o aparece algún sentimiento al mirar a tu ambiente, no lo rechaces ni le añadas nada. Simplemente siente lo que se presente sin evitarlo ni resistirlo, y continúa observando el ambiente.